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Hoy en día, la forma de pensar de occidente, da mucha importancia a, el ego y a las cuestiones que lo envuelven. Por ende, la intolerancia, las exigencias y la perfección, son guías claves en la forma de hacer en occidente. El ego, no es una propiedad privada de aquellos que supuestamente tienen éxito, para nada; aquel que vive luchando y creyendo en su misión, debe tener el ego muy alto, manque no consiga su objetivo, la resilencia y el ego van juntos de la mano.  Nosotros los intérpretes,  necesitamos nuestra maquina (cuerpo) en perfectas condiciones, de la misma manera que un camionero su camión, el pintor sus brochas y el informático su ordenador; nosotros necesitamos de nuestro cuerpo. Está necesidad de cultivar, mimar y entrenar el cuerpo, sin duda es una buena alimentación para el ego. Desde ese lugar y con vistas a seguir con el ego fuerte, no podemos permitirnos el lujo de sobrestimar lo nuestro y subestimar a nadie, esto significaría la minusvaloración de los compañeros y el ego caería por su propio peso.

Lejos del narcisismo y muy cerca de la humildad, la interpretación es empoderatiba. Aprendemos, comunicamos y entendemos desde el cuerpo, desde el ritmo y el movimiento. Todo aquel que entre en esta rueda disfruta de la comunicación, el sentir y del resultado. Un equipo entrenando nuevas costumbres, adquiere respeto, cariño y cohesión, las llaves del ego grupal.